Seguro que has oído hablar del cambio climático. Actualmente no es tema desconocido para la mayoría de la gente, sin embargo, todos tenemos el típico amigo escéptico que no cree que esto esté ocurriendo porque no lo ve. Aunque no vemos los microorganismos y sin embargo nos causan enfermedades, tampoco vemos cosas abstractas como el odio o el amor, y sin embargo existen. Pero con el cambio climático la pregunta que te suelen hacer es ¿Cómo va a haber calentamiento global si en invierno sigue haciendo un frío que pela?
El cambio climático no solo derrite los polos, sino que también podría afectarnos en nuestra vida diaria y vamos a explicar cómo. Sigue leyendo y te mostraremos varias razones que convencerán a tu amigo escéptico de una vez por todas.
Efectos del cambio climático sobre la salud
Más alergias y alteración del sistema inmune
No sé si tu amigo será de esas personas que cuando llega la primavera va por la calle con pañuelo en mano, ojos vidriosos e incluso problemas respiratorios, pero desde luego no es nada agradable. Esto es lo que produce la alergia al polen, muy común en la actualidad. De hecho, cada vez conocemos a más personas con alergias cada vez más raras. El problema es que la alergia no es solo algo que se pasa con una buena cantidad de pañuelos, sino que puede llegar a producir o empeorar enfermedades respiratorias muy graves.
Se ha visto que el cambio climático puede traer consigo un aumento y empeoramiento de las alergias. El hecho de que las temperaturas máximas sean cada vez más extremas, aumenta la intensidad y la duración de la época de polen.
Además, se conoce que el polen puede transportar los contaminantes ambientales por el aire (como el ozono, óxido nítrico y otros componentes químicos), que en grandes cantidades pueden producir que nuestro cuerpo sufra este tipo de afecciones. Los niños son más sensibles a este aumento de la concentración de contaminantes en el aire, lo que puede repercutir también en su vida adulta, de forma que en el futuro tendríamos generaciones con más alergias y problemas respiratorios. Nos estaremos asfixiando dentro de nuestro propio planeta.
Por otro lado, el sistema inmunitario es el encargado de protegernos de los agentes externos que puedan ser perjudiciales para nosotros. Normalmente, el sistema inmune es capaz de diferenciar de forma específica los agentes externo sin atacar a nuestros propios órganos. Cuando esta diferenciación falla, nuestro sistema inmunitario ataca a nuestro propio cuerpo, generando lo que conocemos como enfermedades autoinmunes. El aumento de sustancias contaminantes en el aire, podría hacer que el sistema inmunitario se tenga que defender de más agentes extraños, aumentando la probabilidad de que alguno de ellos tenga estructuras parecidas a otras moléculas de nuestro cuerpo y pueda confundirlos, generando una respuesta autoinmune.
Cuidado con los microorganismos
Dentro de nuestro organismo convivimos en simbiosis con numerosas bacterias, conocidas como microbiota. Estas bacterias son imprescindibles para nosotros, ya que, por ejemplo, nos ayudan a controlar los procesos inflamatorios y están muy relacionadas con el buen funcionamiento del sistema inmunitario. Por supuesto, si nuestro cuerpo nota las consecuencias del cambio climático, ellas también se ven afectadas, lo que tendrá efectos sobre nuestra salud.
Además, el cambio climático favorece que haya menos diversidad bacteriana debido que les resulta más difícil adaptarse a ambientes extremos, y esto hace que el sistema inmune se tenga que defender menos y segregue menos factores antiinflamatorios. El problema es que esto favorece a las bacterias externas, con capacidad de tolerar bajas cantidades de estos antiinflamatorios.
Efectos del cambio climático sobre el cerebro
Sabemos que el cerebro es el órgano que coordina todas las actividades de nuestro cuerpo y, si falla, nos puede causar grandes problemas. En la naturaleza existen sustancias fuertemente neurotóxicas, como el mercurio, el arsénico, o el plomo, además de las sustancias artificiales que también producimos los humanos, como los pesticidas. Estas neurotoxinas pueden estar presentes en la tierra, aire y agua de forma que cuando estas se ven afectadas, también cambia la proporción de ciertas partículas tóxicas. Lo veremos con algunos ejemplos:
- El cambio climático viene acompañado de fenómenos climáticos extremos que pueden producir grandes inundaciones que afecten, por ejemplo, desplazando tierra contaminada y permitiendo que sustancias prejudiciales como los pesticidas lleguen hasta el agua.
- El aumento del nivel de los océanos hace que el agua recoja en mayor medida todos estos contaminantes de la tierra, que con mucha probabilidad se acaban acumulando en animales acuáticos como el marisco.
- Las temperaturas altas también pueden afectar a la volatilidad de estos componentes pasando de nuevo al aire.
Efectos del cambio climático sobre la agricultura
No solo los alimentos pueden tener mayor contaminación, sino que además se puede reducir la cantidad de alimentos estacionales. Las plantas dependen de factores ambientales afectados por el cambio climático como el dióxido de carbono, la luz, la temperatura o el agua que hace que se erosione con mayor facilidad el suelo, produciendo un mayor arrastre de los plaguicidas. Como resultado, se prevé tanto el crecimiento de malezas en algunos cultivos como una mayor supervivencia de algunas plagas y enfermedades que afectan tanto a estas como al ganado.
Además de estos inconvenientes, como consecuencia del cambio climático hay un aumento de las sequías en algunas regiones específicas. Esto conlleva que la producción de cultivos tenga que cambiar geográficamente, ya que ciertas zonas serán inadecuadas para la agricultura convencional.
Todos estos cambios pueden hacer que, no solo los seres humanos estemos afectados por la falta de nutrientes, sino que los animales también la sufrirán. Incluso los animales carnívoros notarán este efecto.
¿La desaparición del café?
Uno de los productos de consumo cotidiano cuyo cultivo podría verse afectado es el café. Seguro que has oído a tu amigo decir más de una vez: “Por las mañanas, hasta que no me tomo el café no soy persona”. Si este es el caso de tu amigo escéptico, podrías preguntarle: “¿Te imaginas un mundo sin café?”. Seguro que se volvería loco. Pues el cultivo de café puede verse amenazado por las condiciones climáticas cambiantes, ya que exponer estos cultivos a temperaturas extremas puede producir grandes daños en la planta además de otros daños secundarios como el aumento de las infecciones por hongos.
Las variedades de café conocidas como Arábica y Robusta representan el la mayor parte de todo el café producido a nivel mundial. Los estudios predicen que el área de cultivo de café podría disminuir en estas variedades hasta un 50% para 2050, es decir en solo 30 años. Una de las razones es que las especies de café no toleran grandes cambios en la estacionalidad y no florecen en condiciones de mucho calor. Por otro lado, tampoco crecen en temperaturas demasiado frías ya que pueden producir la formación de cristales de hielo en su interior causando daños irreversibles como el estallido de las células de la planta.
Debido a esta dificultad, se propone que se tendrá que derivar el cultivo del café a otras zonas no óptimas, lo que supondrá un mayor estrés para la planta y una mayor vulnerabilidad a una amplia gama de plagas, enfermedades bacterianas y de hongos. Las enfermedades producidas por hongos incluyen la enfermedad del fruto del café y del marchitamiento del café.
¿Le has convencido ya?
Si reúnes todos los argumentos presentados en este artículo y se los presentas a tu amigo escéptico, puede que consigas convencerle, o al menos lograr que sea un poco más consciente de lo que puede suponer el cambio climático en su día a día.
Cada vez que llegue la época de polen en el que ves a todo el mundo con los ojos hinchados y estornudando, se acordará del cambio climático. Cada vez que vea a una persona dándole un golpe de calor en la playa o en la piscina, se acordará del cambio climático. Cada vez que coma marisco en Navidad, se acordará del cambio climático. Y cuando esté tomando tranquilamente su café todas las mañanas para poder “ser persona”, también se acordará del cambio climático.
Artículo editado y revisado por Carmen de Jesús Gil.
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