Todos hemos ido alguna vez a la nevera a por algo de comer y nos hemos encontrado con que aquello que nos queríamos comer estaba caducado, a punto de caducar o tenía un olor extraño. En esta situación siempre nos hacemos la misma pregunta: ¿esto me lo puedo comer? El packaging inteligente llega para ayudarnos a responder a esta pregunta y garantizar la seguridad alimentaria en todas las etapas de la cadena de producción.
Índice de contenido:
¿Qué es el packaging inteligente?
El packaging o envasado inteligente consiste en el uso de sensores, indicadores y otras tecnologías en el material de envasado de un alimento que nos permiten alargar y/o monitorear su vida útil y asegurar su calidad. Veamos qué ventajas ofrece.
El packaging inteligente se puede clasificar en informacional o activo según la función que cumpla.
- El packaging inteligente informacional es aquel que aplica tecnologías como los códigos QR o las etiquetas NFC para que el consumidor conozca más sobre el producto.
- El packaging inteligente activo indica el estado actual del producto, su frescura o características químicas.
Por último, no hay que confundir el packaging inteligente activo con el packaging activo o interactivo. El packaging inteligente activo solo nos informa del estado del producto, mientras que el packaging interactivo es aquel que libera sustancias que interactúan con el producto para alargar su vida útil.
Packaging inteligente informacional
El packaging informacional consiste en el uso de tecnologías como las etiquetas NFC o los códigos QR para ofrecer más información sobre el producto al consumidor final.
Una muestra de ello son las etiquetas U-Label que se encuentran en algunos vinos y bebidas espirituosas en la Unión Europea. Se trata de un proyecto conjunto del Comité Europeo de Empresas Vinícolas (CEEV) y SpiritsEurope.
La etiqueta consiste en un código QR que al escanear nos conducirá a la plataforma U-Label donde encontraremos, en todos los idiomas oficiales de la Unión Europea, información sobre el origen de nuestra botella, la lista de ingredientes y de alérgenos, así como pautas de consumo responsables.
Algunas bodegas y productores como Campo Viejo o Absolut Vodka ya están incorporando las etiquetas en sus productos.

También se usan envases que combinan la electrónica, la conexión a Internet y un software basado en Inteligencia Artifical para optimizar la cadena de suministros y recibir la opinión de los clientes.
Este tipo de envases contienen etiquetas con un microchip incorporado que permite almacenar información sobre el producto y visualizarla en tiempo real. La información almacenada incluye el tipo de producto, la temperatura y la humedad durante el almacenamiento y transporte, la fecha de producción y de caducidad o el seguimiento de un envío. Estas etiquetas permitirán una mejor gestión de los productos en el almacén y así contribuir a disminuir el desperdicio alimentario en la cadena de suministros que, según un estudio de Future Market Insights, representa entre un 85 y un 95% del global de la comida desperdiciada en los países desarrollados.
Packaging inteligente activo
El packaging inteligente activo consiste en sensores e indicadores que nos permiten conocer el estado actual del alimento a través de la medida de ciertos factores que causan el deterioro de los alimentos. Algunos de estos factores son la luz, el oxígeno, la humedad, la temperatura o el contacto con microorganismos y/o sustancias contaminantes.
Por ejemplo, todos conocemos la importancia de la cadena de frío en alimentos congelados. La congelación es un método de conservación sencillo que consiste en congelar el alimento para impedir el crecimiento de microorganismos en él. Una vez que se congela, el alimento debe mantenerse congelado hasta su uso.
Pero, ¿cómo saber si se ha roto la cadena de frío? Ciertamente, no tenemos manera de saberlo, aunque pueden haber indicios como la formación de escarcha o cristales de hielo en el interior del envase. Ahora el packaging inteligente propone una solución: incluir un indicador de tiempo y temperatura (TTi). El indicador consta de un sensor que mide la temperatura a la que se encuentra el alimento en todo momento y una etiqueta en la que se dibuja una raya de color en función de la temperatura. De este modo, comprobar si la cadena de frío se ha roto será tan simple como observar si hay una raya de color rojo en la etiqueta.
Otro ejemplo serían los sensores de gases. Los sensores de gases se presentan también como etiquetas en contacto directo con el alimento y que cambian de color en presencia de un gas determinado. Estos sensores son muy útiles para detectar compuestos como el amoniaco, un gas que se genera en la descomposición de proteínas, por lo que detectar su formación es clave para garantizar la inocuidad de los productos cárnicos y de los pescados.
Esto es lo que hace la etiqueta Freshtag de Vitsab que se emplea para garantizar la inocuidad de platos preparados servidos en aviones. Esta etiqueta, de un tamaño inferior a 4 cm, presenta un círculo que cambia de verde a rojo cuando el alimento ya no es seguro para el consumo.
Seguridad alimentaria
El envasado inteligente es una revolución en términos de seguridad alimentaria, ya que nos permite detectar riesgos en los alimentos gracias a sus sensores integrados. Estos indicadores pueden monitorear la temperatura, la humedad o los gases presentes en la atmósfera, así como detectar compuestos químicos, permitiendo la detección temprana de signos de deterioro en el alimento y de contaminantes.
Consumir alimentos contaminados o en mal estado puede ser muy peligroso para la salud. Según un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en 2021 se registraron más de 4.000 alertas por seguridad alimentaria, que derivaron en casi 2.500 hospitalizaciones y 31 muertes en toda la Unión Europea. El informe SCIRI de 2021 de la AESAN indica que las notificaciones de alertas alimentarias están aumentando en España desde 2017 hasta la actualidad.
¿Cómo valora el consumidor estos envases?
El packaging inteligente es un concepto novedoso y es por ello que la opinión del consumidor al respecto es difícil de medir. Debemos tener en cuenta que el envasado tradicional es un accesorio cuya única función es mantener el producto en buenas condiciones y, por lo tanto, el consumidor no lo valora a la hora de elegir qué producto comprar.
Es por ello por lo que, para triunfar, el packaging inteligente debe mostrarle al consumidor una serie de ventajas que influyan en su elección de compra. Por ejemplo, en el metaánalis realizado por Young, Mirosa y Bremer para frontiers se demuestra que el consumidor valora positivamente las nuevas tecnologías en el envasado cuando éstas aportan información sobre la inocuidad, cuando garantizan la trazabilidad o cuando están enfocadas a reducir el impacto medioambiental del producto.
Conclusión
El envasado inteligente promete ser una revolución dentro de la industria alimentaria que permitirá a productores y consumidores asegurar la calidad y seguridad de los alimentos, reducir el desperdicio alimentario y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la producción de alimentos.
Sin embargo, para que su uso se extienda estos materiales se enfrentan a una serie de retos. En primer lugar, hay que transmitir todas estas ventajas al consumidor, ya que de lo contrario éste no cambiará su elección de compra. Además, es necesario que la producción de estos materiales se abarate e integre en la cadena de producción alimentaria para poder sustituir completamente a los materiales de envase tradicional.
Artículo editado por Equipo de Microbacterium
Bibliografía
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