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Bebidas energéticas. ¿Efectos adversos desconocidos?

Las bebidas energéticas han aumentado su popularidad de manera vertiginosa en los últimos años. Si anteriormente eran consumidas de manera puntual por aquellas personas que se encontraban en periodos de estrés y necesitaban un aporte extra de energía, en la actualidad, el perfil de consumidores se amplía hacia deportistas, estudiantes, adolescentes (acompañando las bebidas alcohólicas) e infinidad de personas que, sin contar con los riesgos que puede suponer, consumen estas bebidas para evitar la fatiga o el cansancio del día a día.

Es por ello que merece la pena analizar los efectos secundarios de las bebidas energéticas en el organismo, tanto los buscados los que quizá no conocemos, para valorar si realmente ofrecen lo que prometen.

¿Bebida energética o bebida estimulante?

Existe un debate abierto acerca de si estas bebidas se consideran energéticas o estimulantes, y es que, haciendo referencia a los aspectos que se irán detallando, la Comisión del Codex de Nutrición y Alimentos para Usos Dietarios Especiales en su 32 edición, definió como bebida energética a aquella utilizada para proveer un alto nivel de energía proveniente de los carbohidratos al cuerpo.

Sin embargo, cuando analizamos la composición de estas bebidas, lo que encontramos son un conjunto de sustancias estimulantes que provocan la errónea percepción de estar recibiendo un incremento de vitalidad o energía, cuando de lo que se estaría produciendo sería un estado de alerta transitorio.

Entre sus componentes principales podemos encontrar:

  • Cafeína: Actúa bloqueando los receptores de adenosina, una molécula generalmente obtenida de la dieta, que se encuentra repartida por todo el organismo. La adenosina ejerce principalmente una función neuroprotectora, causando somnolencia e impidiendo el impulso nervioso, siendo especialmente importante en la regulación de la función cardíaca (taquicardias y/o arritmias). Es por esto, que cuando la cafeína interviene bloqueando sus receptores, e interrumpe su normal funcionamiento, provoca la estimulación cardíaca (aumento de taquicardias) e incrementa con ello el flujo sanguíneo por todo el organismo, lo que supone un aumento de energía física y nivel de alerta como si de una reacción «en cascada» se tratase.
  • Glucosa: El funcionamiento cerebral está influido por los niveles de glucosa en sangre existentes, considerándose «el combustible cerebral», ya que se trata del único azúcar que alimenta el cerebro y su principal fuente de energía. Es por ello, que el hecho de que las bebidas energéticas cuenten con elevadas dosis de glucosa entre sus componentes podría aumentar la función cognitiva.
  • Taurina: Se trata de un aminoácido presente de manera muy abundante en el cerebro. Actúa como neurotransmisor y lleva a cabo funciones biológicas importantes, como ayudar a regular los niveles de agua y minerales presentes en la sangre. Esta sustancia se produce de manera natural en nuestro organismo, siendo utilizada cuando se necesitan dosis altas de energía (momentos de estrés elevado o actividad física). Tomarla de manera sintética provoca estimulación del sistema nervioso con posibles efectos peligrosos.

Al conocer los componentes que conforman las bebidas energéticas, se puede comprobar como no se trata de nutrientes que aporten una energía extra, sino de sustancias estimulantes que aumentan los niveles de excitación cerebral. Es por esto, que desde la OMS (Organización Mundial de la Salud) se propuso un cambio en su nomenclatura, proponiéndose la de Bebidas Estimulantes (BE), por los efectos farmacológicos que tienen sobre el organismo.

Efectos secundarios de las bebidas energéticas en el cerebro

En general, el consumo de bebidas estimulantes se suele realizar cuando las personas quieren aumentar su rendimiento en ocasiones puntuales, ya sea las horas previas a la preparación de un examen o la conducción nocturna tras una jornada laboral, por ejemplo. Se pueden encontrar también personas que han generado mayor nivel de dependencia a dichas sustancias para mantener sus niveles de atención elevados ante diferentes tareas.

El hecho de que el consumo de bebidas estimulantes esté aumentando progresivamente demuestra que, evidentemente, hay beneficios para los consumidores especialmente en momentos de mayor sobrecarga o fatiga cognitiva. Sin embargo, cada vez son más estudiados los diferentes efectos adversos, que también habrá que tener en cuenta y que son mucho menos conocidos.

Efectos deseados

Se ha comprobado en diferentes estudios científicos una serie de consecuencias de las bebidas energéticas que se producen en el organismo tras el consumo de una bebida estimulante. Dichos efectos podrían considerarse beneficiosos, si contamos con que las personas que las consumen buscan precisamente conseguir ese objetivo.

Entre los efectos que se han podido observar son:

  • Disminución del nivel de somnolencia.
  • Aumento del nivel de alerta del organismo.
  • Mejora transitoria de la función cognitiva (concentración, tiempo de reacción y memoria inmediata).
  • Modifica la tolerancia al dolor de manera transitoria, pudiéndose percibir menor dolor físico tras consumir la bebida.

El conjunto de estos efectos que podrían valorarse como positivos o deseados tras su consumo, se utiliza frecuentemente en las campañas de marketing de las diferentes marcas, prometiendo un nivel de rendimiento superior.

Efectos adversos

Al incidir sobre nuestro nivel de alerta, las sustancias que componen las bebidas estimulantes actúan directamente sobre nuestro sistema nervioso central alterando su funcionamiento.

El hecho de que entre sus compuestos se encuentre la combinación de taurina y cafeína, supone la activación del sistema de alarma del organismo. Este sistema está preparado para activarnos ante situaciones de peligro y prepararnos para la huida. Por lo que, consumir varias latas de este tipo de refrescos, podría provocar taquicardias y nerviosismo, algo que en muchas personas desencadenaría problemas de ansiedad o ataques de pánico. A su vez, este sistema disminuye la percepción de sueño aumentando los niveles de alerta, pudiendo influir en el desarrollo de insomnio o desregulación del ritmo sueño-vigilia en personas que frecuentan el consumo de bebidas estimulantes.

Para entender porqué es tan elevado el riesgo de consumir varias latas de bebidas estimulantes, habría que tener en cuenta las elevadas dosis de cafeína que contienen. En términos medios, la Food and Drug Administration (FDA), considera que 400mg de cafeína sería la dosis diaria más alta recomendada para evitar toxicidad o problemas en el organismo.

Bebidas energéticas
Proporción de cafeína en diferentes bebidas. Imagen extraída de https://culturacientifica.com/2019/06/27/guia-para-un-consumo-de-cafeina/

Por lo tanto, la ingesta de varias latas seguidas de bebidas estimulantes, superaría los niveles recomendados de cafeína, provocando toxicidad e incluso patologías graves que pueden llevar a la muerte para el consumidor. Por este motivo en varios países del norte de Europa estas bebidas ya han sido prohibidas.

Otro de los factores adversos que se han de tener en cuenta se trataría del factor adictivo que se percibe entre los consumidores de bebidas estimulantes. Se han comenzado a realizar estudios destinados a evaluar el potencial adictivo de estas bebidas, dado que gran parte de sus componentes como el azúcar o la cafeína lo tienen.

En este sentido, se han podido identificar patrones de comportamiento adictivo en pruebas con animales de laboratorio expuestos a consumos moderados de las bebidas, habiéndose detectado un aumento de conductas compulsivas orientadas a la obtención y consumo de la sustancia, llegando incluso a provocar síndrome de abstinencia que podía ser identificado con una peor ejecución por parte de los animales ante tareas motoras, ante la retirada del consumo de dichos refrescos. Algo que no parece demasiado alejado de lo que algunos consumidores frecuentes de BE podrían realizar.

Conclusiones

A modo de resumen, podríamos constatar por un lado, que las bebidas que se consideraban energéticas, en realidad no lo son. Se trata de bebidas estimulantes que conllevan una serie de ventajas e inconvenientes para las personas que las consumen.

Podremos encontrar un aumento del nivel de alerta que mejorará nuestro rendimiento de una manera puntual. En cambio, tendremos que tener en cuenta los posibles problemas asociados a su consumo frecuente: ansiedad, insomnio, cambios en el estado de ánimo o de comportamiento. Deberán tener especial cuidado aquellas personas que suelen tener problemas relacionados con estas afectaciones en su día a día.

Artículo editado por Javier Sánchez.

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Referencias

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Carmina Zamora

Carmina Zamora

Una Neuropsicóloga Clínica que después de llevar varios años dedicados a la salud mental, daño cerebral y discapacidad intelectual, se decidió a comenzar un proyecto divulgativo para dar a conocer la relación entre el Cerebro y la Conducta al mundo. Amante de la ciencia y defensora de la Psicología como tal. Puedes leerme en @laneuronamina o www.laneuronamina.com.

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