El infarto cerebral o también conocido como ictus isquémico en términos médicos es una de las principales causas de muerte en el mundo, la segunda en cuanto a número de afectados según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Nacional de Estadística (INE) de España. El ictus isquémico es aquel que ocurre cuando el sistema cardiovascular falla y el flujo sanguíneo es interrumpido. Este tipo es el más frecuente frente al otro tipo de infarto cerebral que puede ser por la rotura de un vaso sanguíneo, o ictus hemorrágico.

Durante este tipo de infarto cerebral más frecuente, el bombeo de sangre con oxígeno y nutrientes se ve interrumpido por un periodo más o menos largo de tiempo debido generalmente a un trombo que actúa como barrera y puede ser solucionado de forma fisiológica o no, es decir, por el propio organismo. El tiempo que no haya paso de sangre hacia la zona del cerebro a la que se dirige ese vaso, así como las características individuales de cada persona, provocan que el ictus isquémico sea heterogéneo tanto en su presentación clínica como en su pronóstico futuro. Sin embargo, su aparición se ha relacionado con el estilo de vida.

Factores del estilo de vida relacionados con el infarto cerebral

Como sucede en otras patologías, el llevar una vida sana y activa disminuye la probabilidad de aparición o en último caso de su progreso, y el ictus no iba a ser menos. Bien conocido es que para disminuir los factores de riesgo de sufrir un infarto cardíaco se recomienda cuidar la dieta -evitando grasas y azúcares – además de hacer deporte de forma regular. Esto sería, en definitiva, lo que se conoce como llevar un estilo de vida saludable.

En el caso del infarto cerebral hay estudios científicos que relacionan directamente factores del estilo de vida con su aparición tanto en hombres como en mujeres y entre ellos se encuentran los siguientes:

• Consumo excesivo de tabaco, debido a que contribuye a la alteración de la coagulación y los niveles de colesterol.
• Consumo excesivo de alcohol, por sus efectos similares al tabaco.
• Dieta rica en colesterol malo (LDL)
• Sedentarismo
• Sobrepeso y obesidad
• Estrés crónico
• Hipertensión arterial mal tratada
• Patologías cardíacas mal tratadas
• Diabetes mal tratada
• Hábitos de sueño alterados

Todas ellas se relacionan con el infarto cerebral por el hecho de que causen una alteración de la coagulación sanguínea, una alteración en la contracción de los vasos y/o una alteración de los niveles de colesterol malo que pueden provocar fallos cardiovasculares como la formación de trombos que, a su vez, ocurriendo en el cerebro, darían lugar al ictus. La mayor presencia de estos factores de riesgo aumentará las probabilidades de sufrir este tipo de infarto cerebral.

Otros factores asociados al infarto cerebral y el Código Ictus

Además de los factores potencialmente modificables que pueden afectar de forma directa a la aparición de un ictus, hay otros factores como la edad o el sexo que lo condicionan. El infarto isquémico aparece de forma menos frecuente en personas jóvenes y su probabilidad aumenta más del doble en cada década a partir de los 55 años. Asimismo, el sexo masculino también es más propenso a sufrir un infarto cerebral aunque son las mujeres las que suelen tener una tasa de mortalidad asociada mayor. El hecho de una primera aparición de infarto isquémico también condiciona que se repita el episodio, así como el hecho de que esté presente en la historia clínica de familiares cercanos.

Las causas por las que el ictus tiene una mayor mortalidad en mujeres (primera causa de muerte) son debidas a los cambios hormonales en función de la etapa reproductiva. Durante el embarazo o la menopausia se puede ver alterada la coagulación.

Si bien es cierto que en ambos sexos la aparición del ictus isquémico puede darse por factores modificables, el desarrollo de patologías como la depresión también puede influir. Es muy importante prevenir este tipo de accidentes pues la pérdida de años de vida saludable que conllevan es uno de los motivos por los cuales es tan grave. Su detección debe ser temprana y existe lo que se conoce como Código Ictus entre los que destacan la pérdida de habla repentina así como el equilibrio y la coordinación, cefalea intensa y parálisis repentina de cara, brazo y pierna.

Conclusión

El estilo de vida es fundamental para prevenir las enfermedades que son las primeras causas de muerte en la población mundial. El infarto cerebral isquémico tiene su origen en fallos del sistema cardiovascular con actuación a nivel cerebral por lo que el hecho de llevar un estilo de vida saludable que condicione el buen funcionamiento de la circulación es fundamental. Si bien el ictus es heterogéneo tanto en su presentación clínica como en el pronóstico y se ve influenciado por factores no modificables, nunca está de más recordar que como bien es conocido, somos lo que comemos, y el deporte que hacemos.

Artículo editado por Ricardo Hernández Cardeñas

Bibliografía

Martínez-Vila, E., & Irimia, P. (2009). Factores de riesgo del ictus. Anales Del Sistema Sanitario de Navarra, 23 (0), 25–31. https://recyt.fecyt.es/index.php/ASSN/article/view/6726/5335

Alvarez Sabín, J. (2008). Mortalidad hospitalaria por ictus. Revista Española de Cardiología, 61(10), 1007–1009. https://doi.org/10.1157/13126039