La diabetes es un problema de salud pública a nivel mundial, ya que en la actualidad afecta a aproximadamente 540 millones de personas en todo el mundo. Todos hemos escuchado alguna vez la frase “tengo alta el azúcar” o incluso tenemos amigos y familiares que padecen de esta enfermedad. En este artículo haremos un repaso breve sobre esta enfermedad y las distintas complicaciones que se pueden producir.
Índice de contenido:
Un breve resumen de la diabetes
La diabetes o diabetes mellitus es una enfermedad crónica metabólica cuyo signo más característico es la hiperglucemia (niveles elevados de azúcar en sangre). Y no, esto no se origina solamente porque todos los días nos comamos una chocolatina. De hecho, según el origen de la enfermedad, podemos diferenciar principalmente entre dos tipos de diabetes: diabetes tipo 1 (autoinmune y mayoritariamente relacionada con factores genéticos) y la diabetes tipo 2 (asociada con los hábitos de vida y la obesidad).
En ambos casos la protagonista, que brilla por su ausencia (o defecto), es la insulina, una hormona sintetizada en el páncreas que se encarga de facilitar el paso del azúcar a las células para que estas la metabolicen. Podríamos comparar a la insulina con la llave que abre la puerta de la célula para que la glucosa entre y que así esta “se alimente”. Sin esta llave el azúcar no entraría en las células y se quedaría circulando por el torrente sanguíneo provocando hiperglucemia.
Para que nos hagamos una idea de la importancia de esta enfermedad, en 2021 la Federación Internacional de Diabetes (FID) estimó que 537 millones de personas padecían diabetes, siendo la diabetes tipo 2 la más frecuente (aproximadamente hasta un 90% de los casos). Se trata además de una enfermedad que cada vez afecta a un mayor número de jóvenes y adolescentes, casi el 22% de los jóvenes menores de 20 años tienen diabetes tipo 2 y se prevé que estas cifras sigan aumentando, debido a la tendencia por mantener un estilo de vida sedentario y el aumento del consumo de comida procesada.
La cosa se complica: neuropatía diabética
Pero, ¿alguien se ha preguntado alguna vez si tener el azúcar alta duele? Pues no, no duele. Es como tener la tensión alta, no lo notamos como podríamos notar una gastroenteritis o un golpe en la rodilla. Se tratan de patologías silentes que por lo general no se detectan hasta que se sufre alguna consecuencia o nos hacemos una analítica.
Sin embargo, con el tiempo, la diabetes sí que puede generar dolor. Esto es debido a lo que conocemos como complicaciones de la diabetes. Con esto nos referimos a los ‘efectos secundarios’ que tiene la enfermedad de base. En este caso, el exceso de azúcar que circula en sangre pasa factura. Existen numerosas complicaciones y patologías que surgen a raíz de la diabetes, como, por ejemplo, problemas oculares, cardíacos, circulatorios, alteraciones renales, dolor e incluso provocar úlceras (pie diabético) o agravarse hasta el punto de tener que amputar miembros inferiores.
Una de las consecuencias menos conocidas de la diabetes, pero a la vez de gran importancia, tal vez sea la neuropatía. Se define como neuropatía diabética al conjunto de alteraciones en el sistema nervioso cuyos síntomas pueden variar desde ser asintomática hasta manifestar dolor neuropático (neuropatía dolorosa).
Diabetes y dolor
Los pacientes que desarrollan esta complicación (neuropatía dolorosa) sufren una gran disminución en su calidad y la esperanza de vida, ya que el dolor también va acompañado de otros problemas de salud como ansiedad, alteraciones del sueño, depresión, etc.
El dolor que se sufre en estos casos no es el mismo al que estamos acostumbrados y que se suele aliviar con un ibuprofeno. Se trata de un dolor neuropático que se caracteriza por ser crónico y que no desaparece, ya que es el propio sistema nervioso el que está dañado.
Pues sí, el azúcar hace esto. El cómo ocurre es una cuestión que todavía no está resuelta. Se han propuesto varios mecanismos por los que el exceso de azucar acaba dañando los nervios y la verdad es que son más de los que te podrías imaginar (formación de productos tóxicos que dañan los nervios, alteración genética, aumento de la inflamación, desrregulación de los receptores sensoriales, etc). Todo ello provoca una desregulación de los procesos fisiológicos que aumentan la sensibilidad y desencadenan dolor.
Sin embargo, no todos los pacientes que sufren de estas neuropatías desarrollan dolor. La aparición del dolor se ha relacionado con otros factores de riesgo como el sexo femenino, la edad avanzada, padecer obesidad o el tipo de diabetes. Aproximadamente la mitad de los pacientes con diabetes sufren de esta neuropatía, de los cuales entre un 30-50% padecen de dolor crónico.
Tratamiento actual
“Bueno, pero para la diabetes ya hay medicamentos, jeringuillas de insulina y se cura”. Sí, pero no. Por el momento la diabetes no tiene cura como tal, si bien es cierto que hay una gran variedad de fármacos que consiguen regular y suplir el déficit de insulina y acercar los niveles de azúcar en sangre a los valores normales (sin olvidarnos de mantener unos hábitos de vida saludables). Aun así, aunque los niveles de azúcar se corrijan, algunas de las complicaciones que hemos mencionado antes pueden aparecer con el paso del tiempo.
Por otro lado, la neuropatía diabética y el dolor que la acompaña, es una enfermedad infradiagnosticada e insuficientemente tratada (sólo 1/3 de los pacientes experimentan un alivio satisfactiorio del dolor).
Hay algunos fármacos indicados para tratar el dolor neuropático, aunque ninguno específico (es decir, ninguno trata la causa, sólo los síntomas) y muchas veces sus efectos secundarios superan a los beneficios (antidepresivos, antiepilépticos o anestésicos locales). Por ello es tan importante seguir investigando para conocer mejor las causas de esta complicación, poder realizar un buen diagnóstico y conseguir un tratamiento eficaz y satisfactorio para el paciente.
Conclusión
La diabetes es una enfermedad compleja que va más allá de la simple presencia de azúcar elevado en sangre, involucrando factores genéticos y de estilo de vida que contribuyen a su manifestación. A pesar de los avances médicos que permiten un mejor manejo de la glucemia, las complicaciones asociadas, como la neuropatía diabética, destacan la necesidad de una vigilancia continua y de intervenciones más específicas y eficaces.
Esta condición subraya la cruda realidad de que la diabetes no solo afecta la salud física, sino que también impone un pesado lastre emocional y social sobre los afectados. Por lo tanto, es imprescindible continuar con la investigación y la educación para comprender mejor sus mecanismos y ofrecer una solución real a quienes sufren sus consecuencias a largo plazo. Concienciar sobre la importancia de un estilo de vida saludable y el acceso a tratamientos adecuados se convierte en una prioridad ineludible para mitigar los impactos de esta grave enfermedad.
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