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¿Científicas o brujas? La historia de las mujeres en la ciencia

Ana María Morón

Ana María Morón

Graduada en Biología. Máster en Neurobióloga y Máster en Divulgación científica y gestión del conocimiento y la cultura. Con mas cursos que LinkedIn. Proyecto de Divulgadora científica.

¿De dónde salen las brujas?

La Fundación UNAM explica que todo lo que sabemos de las brujas se originó durante la Edad Media en Europa. El término bruja se utilizó entre los siglos XII y XVII, asociado a la idea de un ser maligno que otorgaba a ciertas mujeres poderes, fórmulas y artefactos para hacer maleficios.

Durante este tiempo, muchas mujeres fueron acusadas de hechicería y de ser adoradoras del diablo. Sin embargo, para la doctora Norma Blazquez Graf, académica del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM (CEIICH), todas estas brujas eran las primeras mujeres en la ciencia.

Figura 1. Imagen asociada a la brujería.
Fuente: Pixabay.

¿Las brujas eran científicas?

Lo cierto es que, en la Edad Media, las denominadas brujas eran mujeres con conocimientos, que no provenían de la magia, sino de su propia experiencia. En aquel momento, había mujeres que eran parteras, perfumistas, nodrizas y curanderas de grandes dolores o males con hierbas medicinales. También las había que experimentaban con metales, minerales y plantas.

Algunas eran conocedoras de la sexualidad (incluyendo las enfermedades de transmisión sexual), y sabían elaborar anticonceptivos a partir de hierbas. No obstante, para el pensamiento de la época todas ellas eran ¡BRUJAS!

¿Por qué nos imaginamos así a las brujas?

Si te imaginas ahora mismo a una bruja, seguramente veas a una mujer vieja, arrugada, fea, con verrugas, pelo blanco, la nariz y el mentón muy grandes, vestida de negro y con un sombrero de pico. Tal vez, a todo esto le añadas unos zapatos largos y con hebillas, una escoba y un gato negro.

¿De dónde viene esta imagen?  Principalmente proviene de los mitos, así como de las exageraciones y el aspecto viejo y descuidado de las presas en los juicios de hechicería y brujería que se dieron entre los años 1420 y 1430.  

Figura 2. Imagen estereotípica de una bruja.
Fuente: Wikipedia

¿Y por qué nos las imaginamos con escoba? Esto se debe a la atribución de las tareas del hogar a la mujer, lo que llevó a asociar la escoba como medio de transporte de las brujas. Además, por lo general se creía que estas volaban de noche, y con frecuencia en noches de luna llena. Y ¿por qué?  Desde la antigua Grecia, se vinculó a la Luna con la mujer, por la diosa Diana o Selene.

Y ahora que soy científica, ¿soy bruja?

Según el tratado escrito en el siglo XV por los monjes dominicos Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, que sirvió como manual para identificar y procesar a personas acusadas de brujería, seguramente sí, todas las científicas seríamos brujas.

En la actualidad, lo más cercano a las brujas de la Edad Media se encuentra en una práctica religiosa vinculada con la brujería llamada Wicca, centrada en la veneración de la naturaleza y la adoración de una deidad suprema, a menudo representada como una diosa y un dios. La Wicca se originó en el siglo XX y ha tenido un notable crecimiento desde entonces.

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Figura 3. Imagen que refleja las similitudes entre científicas y brujas. Fuente: Elaboración propia.

Antiguamente, en un juicio de brujería, se juzgaba a las mujeres con los estereotipos que ya hemos mencionado, pero lo cierto es que la persecución y las ejecuciones se legitimaban por las confesiones que los inquisidores les arrancaban, a menudo bajo tortura o engaño y confundiendo a las inculpadas con promesas mentirosas.

Un ejemplo curioso es el caso de Martija de Jáuregui, curandera en Navarra en el siglo XVI, protomédica y ginecóloga, que fue procesada y desterrada por la Santa Inquisición. Su caso es uno de los muchos que nos recuerda la lucha histórica de la mujer por ser reconocida en el mundo científico.

Las brujas españolas

Las brujas más conocidas de España son las de Zugarramurdi, un municipio español de la Comunidad Foral de Navarra. Es más, se dice que la palabra akelarre procede del prado que se encuentra al lado de una de las pequeñas cuevas de Zugarramurdi, lugar donde pretendidamente se celebraban las reuniones de las brujas.

Figura 4. «El gran cabrón». Pintura que representa un aquelarre, realizada por Francisco de Goya y Lucientes. 1821-1823. Museo del Prado, Madrid.

La palabra akelarre significa «prado del cabrón», y así es como las asistentes a las reuniones de las cuevas llamaban a este prado, ya que en él pastaba un gran cabrón negro (macho cabrío negro o Akerbeltz, en euskera). Según la leyenda, este macho cabrío, que se transformaba en persona durante las reuniones, era el mismísimo diablo.

Conclusión

¡Feliz Halloween! En especial a las científicas (brujas).

“Margaret W. Rossiter definió el olvido consciente y sistemático que habían sufrido las aportaciones de las mujeres científicas e investigadoras haciendo honor al nombre de Harriet Zuckerman y al de la activista en pro de los derechos de las mujeres, Matilda Joslyn Gage, quien fue la primera en hacerse eco de este hecho. De esta manera, la discriminación que han sufrido las mujeres en la ciencia ha sido conocida desde 1993 gracias a Margaret W. Rossiter con el nombre de efecto Harriet/Matilda (aunque hoy en día se conozca como el efecto Matilda)”

Bibliografía

  1. Fundación UNAM. URL: https://www.fundacionunam.org.mx/pumarte/brujas-pioneras-en-la-ciencia-perseguidas-por-sus-conocimientos/
  2. Instituto Navarro para la Igualdad. Noticias Navarra. URL: https://www.noticiasdenavarra.com/opinion/2021/02/10/brujas-cientificas-2162224.html
  3. Voluntariado corporativo. URL: https://voluntariadocorporativo.org/dia-mujer-ciencia-2020/
  4. DRAE. Bruja. URL: https://dle.rae.es/brujo
  5. DRAE. Mago. URL: https://www.rae.es/diccionario-estudiante/mago
  6. De brujas y sabias a científicas. URL: https://www.ladobe.com.mx/2018/02/brujas-sabias-cientificas-la-historia-las-mujeres-la-ciencia/
  7. Madoz, Pascual (1850). «Zugarramurdi»Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar XVI. Madrid.
  8. Lisón Tolosana, Carmelo (1992). Las brujas en la historia de España. p. 118-119.
  9. Caro Baroja, Julio (2003). Las brujas y su mundo. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-7777-9.

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