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El impacto de las lámparas de luz UV en el ADN: ¿un riesgo para la salud?

El ADN o ácido desoxirribonucleico, es la molécula que contiene toda la información genética de los seres vivos. Su estructura de doble hélice permite almacenar y transmitir los genes de una generación a otra. Además, su estudio y comprensión han revolucionado la genética y la medicina, abriendo puertas al diagnóstico y tratamiento de enfermedades hereditarias.

El ADN es vigilado diligentemente por los complejos mecanismos celulares para preservar su integridad. En caso de deficiencias o errores durante la replicación, se activan mecanismos de reparación para corregir los daños. Sin embargo, si no se repara adecuadamente, pueden ocurrir alteraciones permanentes en la estructura del ADN. Estas alteraciones pueden llevar a la formación de mutaciones, la transformación carcinogénica e incluso la muerte celular. Es fundamental comprender y prevenir estos eventos para salvaguardar la salud y la estabilidad genética.

La luz ultravioleta

La luz ultravioleta (UV) se ubica en el espectro electromagnético entre la luz visible y los rayos X, y se caracteriza por tener una longitud de onda más corta que la luz visible. Esto implica que cada fotón de luz, partícula elemental que compone la luz, UV posee una mayor energía que los fotones de luz visible.

ADN

Imagen 1. Espectro electromagnético. Imagen obtenida de Scientific Committees

La luz ultravioleta (UV) se segmenta en tres categorías principales, denominadas UV-A, UV-B y UV-C, las cuales se determinan en base a su longitud de onda característica.

La luz UV-A (320-400 nm) tiene la longitud de onda más larga y es la menos energética de las tres. Constituye la mayor parte de la radiación UV que llega a la Tierra y puede penetrar profundamente en la piel causando efectos nocivos a largo plazo. Además de la radiación solar, la exposición a altas dosis de UVA también puede provenir de dispositivos como camas solares o lámparas solares.

La luz ultravioleta UV-B (280-320 nm) se caracteriza por tener una longitud de onda más reducida y una energía más intensa. Los rayos UVB son aproximadamente 1000 veces más efectivos que los rayos UVA para inducir quemaduras solares, daño en el ADN de las células de la piel y un incremento en el riesgo de desarrollar cáncer cutáneo.

La luz ultravioleta UV-C (100-280 nm) posee la longitud de onda más corta y mayor energía. Gran parte de la radiación UV-C es absorbida por la atmósfera y no alcanza la superficie terrestre. No obstante, la luz UV-C se emplea en diversas aplicaciones de desinfección debido a sus propiedades germicidas, siendo capaz de eliminar bacterias, virus y otros patógenos.

Daño del ADN provocado por la luz UV

Aunque la radiación UV es esencial para la vida en la Tierra también puede ser dañina para los seres vivos, especialmente para el ADN. Se ha demostrado epidemiológicamente que las exposiciones crónicas repetidas a la luz solar desde la infancia son la principal causa de cáncer de piel. La luz UV-A y la radiación UV-B producen daños en el ADN directa e indirectamente a través del estrés oxidativo.

Cuando la piel o las células son expuestas a la luz UV, los fotones de alta energía pueden causar daño al ADN. El daño más común causado por la luz UV es la formación de dímeros de pirimidina, que inducen mutaciones en las células epidérmicas, lo que conduce al desarrollo de células cancerosas.

Para protegerse del daño del ADN causado por la luz UV, es importante tomar medidas preventivas, como usar protector solar, ropa protectora y gafas de sol, y evitar la exposición excesiva al sol, especialmente durante las horas pico de radiación UV que suelen ser entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.

Mutaciones en el ADN que pueden provocar cáncer

Un estudio reciente (Zhivagui et al. 2023) reveló que el uso de lámparas ultravioleta para uñas durante al menos 20 minutos puede ocasionar un 20-30% de muerte celular en tres líneas celulares diferentes.

El impacto de este estudio se ha propagado a nivel global, generando una creciente preocupación entre la población acerca de los peligros ocultos de la exposición a la radiación ultravioleta en situaciones que a simple vista parecen seguras. Un claro ejemplo de esto son las lámparas ultravioletas empleadas en salones de belleza para agilizar el secado del esmalte de uñas, cuyo uso ha experimentado un significativo aumento en los últimos años. Además, estas lámparas hacen uso de una franja particular del espectro de luz ultravioleta, que se encuentra en el rango de 340 a 395 nm, lo cual se corresponde con la radiación UV-A.

Los resultados del estudio son sumamente inquietantes, ya que revelaron que después de tres exposiciones consecutivas de 20 minutos se observó un asombroso 65-70% de mortalidad celular en las células expuestas. La exposición a la luz ultravioleta también causó daños en las mitocondrias y en el ADN de las células restantes, generando mutaciones características del cáncer de piel en seres humanos.

Debido a estas evidencias, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer ha clasificado los rayos UV-A de banda ancha (315-400 nm) como carcinógenos de Grupo 1, basándose en suficientes pruebas de su capacidad carcinogénica tanto en humanos como en modelos experimentales. Aunque los rayos UV-A se encuentran naturalmente en la luz solar, gran parte de la toxicidad ambiental asociada a estos rayos se ha atribuido al uso de dispositivos comerciales, como las lámparas de uñas o las camas de bronceado. Es fundamental tomar precauciones y estar conscientes de los riesgos que implica la exposición a la radiación ultravioleta.

Conclusión

Los hallazgos de este estudio resaltan la gravedad del impacto de la radiación UV en nuestras células y subrayan la importancia de tomar medidas adecuadas de protección solar y evitar la exposición excesiva a fuentes de luz ultravioleta. La relación entre la radiación UV y el cáncer de piel es cada vez más clara, y este estudio proporciona evidencia contundente de los peligros potenciales asociados con la exposición repetida a la luz ultravioleta, incluso en lapsos de tiempo relativamente cortos. La prevención y la conciencia sobre los riesgos son fundamentales para mantener la salud de la piel y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la radiación UV.

Artículo editado por Equipo de Microbacterium

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Bibliografía

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Zhivagui et al. Nature Communications. 2023;14(1424).

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Vanessa Redondo

Vanessa Redondo

Medical writer y doctora en química orgánica. Apasionada de la escritura científica.

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