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El poder de las emociones: el amor y el miedo

Nunca se han parado a pensar, ¿por qué miramos a nuestra madre, padre o familiar y sabemos que le queremos? ¿Por qué nos llegamos a enamorar de una persona extraña que acaba siendo parte de nuestra vida? ¿Por qué sentimos miedo o dolor emocional en determinadas situaciones?

Quizás no se sabe que sentimientos tan potentes como el amor, el miedo o el dolor residen en ‘simples’ cambios. Estos se producen en células minúsculas denominadas neuronas, en una zona específica del cerebro, las cuales son capaces de controlar algo tan importante como las emociones.

¿Por qué surgen las emociones?

Las emociones tienen un poder de control sobre ser humano muy grande, incluso más que la parte racional que nos define como homínidos. Esto no es azar y tiene un componente evolutivo muy importante. Aunque hay muchas teorías sobre por qué surgieron las emociones, está comúnmente aceptada la teoría de las emociones de Charles Darwin, en la cual se defiende que las emociones nacen porque aumentan la supervivencia y, por lo tanto, la reproducción y la perpetuación de la especie. De ahí nace una pregunta: ¿Por qué?

En este artículo se va a hablar de emociones como son el amor y el miedo, las cuales tienen un mayor componente evolutivo, mientras que otras como los celos, el aburrimiento o la envidia, realmente tienen connotaciones más sociales que evolutivas. Se habla del miedo y el amor porque son emociones con un estrecho nexo entre ella y ‘a su vez’ con la consolidación de la memoria.

Ambas experiencias tienen un componente evolutivo que claramente se relaciona con la supervivencia. Existen miedos evolutivos como son las alturas, los sonidos fuertes, la oscuridad o la separación. Gracias a la percepción de estos, evitamos ciertos aspectos de la vida que percibimos como dañinos, facilitandose así una mayor supervivencia. Por supuesto, respecto al amor, tanto romántico como parental, nos permite aumentar la perpetuación de la especie.

El poder de las emociones
Figura 1: La capacidad de andar sobre las extremidades inferiores permitieron el aumento de tamaño del cerebro. Esto favoreció el incremento de capacidades como la de sentir emociones como amor o miedo que aumentaron la supervivencia y la reproducción. Imagen obtenida de https://www.telemadrid.es/noticias/sociedad/Hace-7-millones-de-anos-nuestros-antepasados-ya-andaban-de-pie-aunque-no-siempre-0-2481351865–20220825125136.html

¿Por qué las emociones se relacionan con la memoria?

Si se pregunta a todos los supervivientes o personas que presenciaron el 11S, son capaces de recordar el momento exacto y lo que estaban haciendo tras 20 años. Incluso los pacientes que presentan patologías como el Alzheimer, tardan mucho más en perder la memoria con altos componentes emocionales. Incluso en fases intermedias pueden evocar recuerdos a través de las emociones.

Esto se debe a que, como evolutivamente es muy beneficioso sentir emociones, se tiene un nexo muy estrecho con la memoria, para que en cuanto sintamos amor o miedo podamos evocar un recuerdo. La estructura cerebral que se encarga del control de las emociones se denomina sistema límbico y es una zona del cerebro con una mayor capacidad de aprendizaje. La gran pregunta que surge en este caso es: ¿Cómo?

El proceso de aprendizaje y consolidación de la memoria se debe a un proceso celular y molecular denominado potenciación a largo plazo. Este mecanismo es capaz de producir cambios en ciertos genes de determinadas neuronas para que cuando sintamos una emoción evoquemos un recuerdo. En el caso del sistema límbico, este proceso es más frecuente y más potente que en otras estructuras cerebrales. Por ello, los supervivientes del 11S son capaces de recordar cada detalle de ese acontecimiento.

Anatomía del sistema límbico

El sistema límbico ‘como se ha comentado’ es la estructura del cerebro encargada del control de las emociones. A su vez se divide en varias subestructuras de las cuales destacan la amígdala, el hipotálamo y el hipocampo.

La amígdala es la responsable de generar las sustancias que llevan a la ira, miedo y respuestas de tipo sexual. De hecho, cuando se extirpa la amígdala, se pierde la capacidad de controlar las emociones mencionadas.

El hipocampo es una estructura en forma de media luna, en la que reside la memoria a corto plazo y en la que se selecciona la memoria que va a ser consolidada como de largo plazo.

El hipotálamo es una estructura que controla numerosos procesos, en los cuales destaca la información sobre la luz y oscuridad, la presión arterial y en este caso, el control de emociones como el amor. En esta estructura existen unas terminaciones nerviosas del olfato, por ello el olfato es uno de los sentidos que está más relacionados con la evocación de recuerdos a través de las emociones.

Finalmente, hay que considerar que todas estas estructuras se encuentran interconectadas entre ellas y que, aunque se habla de los centros del miedo o el amor, la señalización llega a todas las partes del sistema límbico y del cerebro en general.

El poder de las emociones
Figura 2: Esquema de las partes del sistema límbico. Imagen obtenida de Programas de integración sensorial y desarrollo de la lateralidad relacionados con el aprendizaje matemático de Pilar Martín Lobo

¿Por qué sentimos amor?

Como se ha mencionado, el hipotálamo es la estructura dentro del sistema límbico que produce las sustancias que permiten sentir amor. La expresión de esta emoción se basa en la liberación de unas sustancias que producen la comunicación entre neuronas (neurotransmisores/neurohormonas) y hormonas que liberan a la sangre.

La neurohormona más importante es la feniletalimina, cuyo mecanismo de acción es muy similar al de drogas como la anfetamina, por lo que genera una sensación de exaltación, felicidad y bienestar. A su vez, esta neurohormona viene acompañada de la liberación de dopamina, adrenalina y serotonina, que producen una sensación de euforia y placer.

Sin embargo, a lo largo del tiempo, los niveles de estas hormonas no continuan aumentando y el cerebro se acostumbra a ella, por ello se dice que pasa la fase de enamoramiento. En esta etapa el hipotálamo libera una serie de endorfinas, qué son hormonas capaces de generar una sensación de bienestar.

Hay que tener en cuenta que el estudio de las emociones en modelos animales es muy complejo y que en humanos tiene muchas limitaciones. Por ello, no se sabe a aún que mecanismo específico es el que diferencia el amor romántico del amor fraternal, podría ser por niveles de las hormonas o por la secreción de algunas diferentes.

Figura 3: El hipotálamo es el encargado de aumentar los niveles de hormonas que nos hacen sentir amor.

¿Por qué sentimos miedo?

Como se ha mencionado anteriormente, la amígdala es la estructura dentro del sistema límbico que libera los neurotransmisores que nos hacen sentir miedo. En este caso la neurohormona que se libera es la adrenalina, la cual aumenta la sensación de euforia y permite que nos podamos encontrar en estado de alerta.

De nuevo hay que tener en cuenta que aunque el miedo comience en la amígdala, esta señalización por adrenalina es distribuida por todo el sistema límbico. Además, en este caso cuando la señalización por adrenalina llega al hipotálamo es capaz de activar otra parte del sistema nervioso, denominada el sistema nervioso simpático.

Este es capaz de aumentar los niveles de adrenalina en sangre, llegando a todos los órganos vitales del cuerpo. Por ello, en una situación de miedo se aumenta tanto la frecuencia cardiaca, como la frecuencia respiratoria, incrementando los niveles de sangre y oxígeno que llegan a los músculos y por lo tanto, preparando al organismo para una respuesta de lucha o huida.

Figura 4: La amígdala es la encargada de aumentar los niveles de adrenalina y la actividad del sistema nervioso simpático que nos llevan a sentir miedo.

Conclusión

Con la redacción de este artículo hemos querido integrar tanto un punto de vista evolutivo como fisiológico de las emociones. En este sentido, debemos tener en cuenta que sentimos emociones por una razón, con un mecanismo específico para cada una de ellas y que las emociones son una parte muy poderosa de nuestras vidas, capaces hasta de provocar cambios genéticos.

Bibliografía

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2. Kahneman. D, 2002. Pensar rápido, pensar despacio. Debate, España.

3.- Irsfeld, Spadafore et Prüß. (2013). β-phenylethylamine, a small molecule with a large impact. Webmedcentral, 4, 9.

4.- Rajmohan et Mohandas (2007). The limbic system. Indian journal of psychiatry49, 132.

5.- Davis (1992). The role of the amygdala in fear and anxiety. Annual review of neuroscience15, 353-375.

6.- Mbugua (2019). Chemistry of Love. Social Science Research Network, 3380045.

Jaime Mulero Franco

Jaime Mulero Franco

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