Desde el 2002, cada 10 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo. Este día se marcó en el calendario con el propósitos de reforzar la sensibilización pública sobre el papel de la ciencia para tener sociedades pacíficas y sostenibles; promover la solidaridad nacional e internacional para compartir la ciencia entre países; renovar el compromiso nacional e internacional para el uso de la ciencia en beneficio de las sociedades y mostrar los desafíos a los que se enfrenta la ciencia y fomentar el apoyo a la labor científica.
Supongo que todos estos objetivos nos parecen magníficos, ¿quién va a estar en contra de la solidaridad, del refuerzo de la ciencia, del compromiso? Podríamos a algún villano malo, malísimo, de alguna película de Marvel que busca acabar con la humanidad… No obstante, sería difícil imaginar que en la cabeza de alguien esté acabar con la ciencia y sus avances.
Además, especialmente después de crisis como la de la covid-19, el valor de la ciencia como disciplina capaz de acabar con desafíos para la humanidad queda muy reforzado pero, ¿qué hizo que la UNESCO decidiese proclamar este día? Veámoslo.
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La ciencia para el siglo XXI: un nuevo compromiso
Desde el 26 de junio al 1 de julio de 1999, en Budapest, tuvo lugar la ‘Conferencia Mundial sobre la Ciencia’, organizada por la UNESCO y el Consejo Internacional para la Ciencia, con la consigna: «La Ciencia para el Siglo XXI: Un nuevo compromiso».
Nos ubicamos a finales del siglo XX, venimos de un siglo marcado por dos guerras mundiales, en el que la ciencia tuvo un peso importante en el desarrollo de armas de destrucción masiva. La tensión ante el acercamiento de un nuevo milenio era una realidad. Las películas futuristas de los 80 predecían que los 2000 llegarían con la existencia de cíborgs y de réplicas de seres humanos fabricados por ingeniería genética.
El nuevo siglo que empezaba era una oportunidad para establecer las bases del desarrollo científico y así, en la conferencia de Budapest, se centraron en el papel que debería desempeñar la ciencia en varios aspectos en el futuro. En este sentido, destacaron cinco campos: en el conocimiento y progreso; en la paz; en el desarrollo; en la sociedad y en la salud:
La ciencia para el conocimiento y el conocimiento para el progreso
En la cumbre se estableció que, al ser la ciencia un motor de conocimiento que deriva en mejores sociales y económicas, los gobiernos deberían tener una función catalizadora, facilitando la financiación (junto con los organismos privados), la comunicación y la integración de esta faceta en la sociedad.
Y es que, a pesar de que la financiación pública de las investigaciones científicas empezó en Alemania a finales del siglo XIX, en esta conferencia se anunciaba como deber para las instituciones gubernamentales el contribuir en la investigación y conocimiento común.
La ciencia para la paz
Según la reunión, la comunidad científica debe actuar siguiendo los principios de «solidaridad intelectual y moral de la humanidad» colaborando en diferentes niveles para la paz. Además, es responsabilidad de los gobiernos utilizar estas disciplinas para el análisis de conflictos y crisis.
El método científico, per se, es una manera de analizar de forma crítica la naturaleza, y esto permite que a diferencia de las revoluciones políticas, las revoluciones científicas no requieran necesariamente la destrucción del orden anterior. Es un canal de transmisión de conocimiento que, según la conferencia proclama, debe ser usado para la resolución de conflictos.
La ciencia para el desarrollo
El desarrollo tecnológico debe tener una sólida base científica y estar dirigido hacia mejoras económicas, sociales, culturales y medioambientales. Este conocimiento científico debe ser transmitido sin discriminación alguna, destacando el papel divulgativo de las universidades, y junto con otras organizaciones nacionales e internacionales en cooperación.
Ya en el pasado contamos con avances científicos en la producción de alimentos, en la forma de conservarlos y consumirlos, que permitieron un aumento de población a mediados del siglo XVIII. Este es un gran ejemplo sobre como avances tecnológicos basados en la ciencia hicieron posible un aumento del bienestar de la humanidad.
La ciencia en la sociedad y la ciencia para la sociedad
Los avances científicos deben ir hacia la mejora del bienestar de la humanidad, valorando las vidas de las generaciones presentes y futuras. Para que esto sea posible, la información debe ser accesible por toda la comunidad científica, que tiene la responsabilidad de actuar cumpliendo las normas éticas y vigentes.
Siendo la ciencia un canal de transmisión de conocimiento para la sociedad, es necesario que este conocimiento llegue a todos, sin discriminación. Además, es importante destacar, que este conocimiento es fruto de las relaciones entre muchas disciplinas, y de muchas personas diferentes. Se suele relacionar revoluciones científicas con un científico o científica, o con un grupo concreto, cuando estas son posibles gracias a las observaciones e investigaciones de muchas otras personas.
La ciencia al servicio de la salud
Se presenta el problema de la desigualdad en la salud, un reto que debe ser luchado por los gobiernos y la comunidad científica de todo el mundo. Se exige además un nivel mínimo de calidad asistencial y de recursos destinados a desarrollar programas científicos y tecnológicos.
Después de esta reunión, y entre los planes de acción de futuro, se planteó la posibilidad de asignar un día en el calendario en el que proponer actividades por parte de la comunidad científica y sociedad para seguir estos objetivos establecidos. Fue 3 años después de esta conferencia, el 10 de noviembre del 2002, cuando se celebró el primer Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo.
Cultura científica
Gracias a la celebración de estos días, recordamos las bases que se establecieron por las que la ciencia del futuro entonces, ahora ya la del presente, se dirige.
El desarrollo de las vacunas contra la COVID-19 ha sido un ejemplo, pero hay miles de desarrollos tecnológicos y científicos que han mejorado la esperanza de vida y la calidad de esta para la humanidad. El progreso ya tiene formas muy distintas, se mide a escala nanométrica, tiene forma de onda, o de generadores de hidrógeno… y muchas veces puede ser difícil hacer partícipes de innovaciones técnicas a la sociedad, que actúa como patrocinador y beneficiario.
En este sentido, para estrechar la comunicación es necesaria una responsabilidad periodística de los medios de comunicación junto con la comunidad científica en pro de una divulgación fácil y veraz. Una sociedad que cuente con una amplia cultura científica será capaz de analizar de forma crítica los avances tecnológicos y la innovación y ser partícipe en ellos.
Conclusión
La ciencia, como en ocasiones anteriores en la historia de la humanidad, se plantea como la herramienta con la que hacer frente a muchos de los desafíos que se nos presentan. Es por eso que, fomentar el apoyo a la comunidad científica, reforzar su relación con la sociedad y promover la solidaridad, haciendo posible que los avances lleguen a nivel global, es imprescindible.
Artículo editado por Ricardo Hernández Cardeñas
Bibliografía
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2. Wang, C. (2018) Scientific culture and the construction of a world leader in science and technology. Cultures of Science 2018, 1(1): 1–13
3. UNESCO. (1999). Conferencia Mundial sobre la Ciencia para el Siglo XXI: Un Nuevo Compromiso, Budapest, . Recuperado de https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000122938_spa
4. Naciones Unidas, UN (2022). Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, 10 de noviembre. Recuperado de https://www.un.org/es/observances/world-science-day