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La resistencia a antibióticos

Los antibióticos son medicamentos que han salvado y salvan la vida a millones de personas en el mundo. Todas las personas en alguna ocasión hemos utilizado antibióticos para tratar desde patologías menores, como una infección de muelas o una infección de orina, pasando por su uso como profilaxis en operaciones, hasta su utilización para cuadros más graves como una tuberculosis.

El problema llega cuando estos antibióticos de amplio espectro dejan de funcionar, y nos tienen que hacer un cultivo para saber cuál es la bacteria causante de la patología que no termina de curarse. Unido a lo anterior, nos hacen un antibiograma, una técnica utilizada que enfrenta a la bacteria problema a distintos antibióticos (Imagen 2), para saber cuál es el antibiótico que mejor la mata. Si estos antibióticos dejan de funcionar podemos decir que esa bacteria es resistente a esos tipo de antibióticos.

¿Qué es la resistencia a antibióticos?

La resistencia a antibióticos se define como un fenómeno de supervivencia de bacterias a concentraciones de antibióticos que matan a la mayoría de la población. Esto sucede cuando aplicamos de manera reiterada los mismos antibióticos, o hacemos un mal uso de estos saltándonos la pauta y la posología indicadas. De esta manera, se produce una presión selectiva, es decir, en el lugar de infección algunas bacterias mueren y otras viven debido a una selección natural de las más fuertes por un desarrollo de mecanismos de resistencia .

Para saber a qué antibióticos es resistente una bacteria se realiza un cultivo de la misma en una placa de Petri (como la que se muestra en la imagen) y se colocan unos discos de papel de cada antibiótico. Si la bacteria es susceptible, es decir, el antibiótico mata a la bacteria, se forma un halo alrededor del disco conocido como halo de inhibición, en el cual la bacteria no crece. Si por el contrario, la bacteria es resistente no se forma ningún tipo de halo alrededor del disco por lo cual, la bacteria crece alrededor. (Imagen 2).

Imagen 2. Antibiograma en el que aparece una bacteria resistente a dos antibióticos y susceptible a cuatro. Fuente: elaboración propia.

Se considera que una bacteria es multirresistente cuando es resistente a diversas familias de antibióticos.

¿Qué alcance tiene la resistencia?

La resistencia a antibióticos lleva siendo un reto para la salud humana y animal casi desde que se descubrió el primer antibiótico, ya que en un primer momento se utilizaban para cualquier dolencia a modo de panacea. «Y tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe» y eso es lo que nos ha pasado. Hemos estado utilizando de tan mala manera los antibióticos que en el 2017 la OMS declaró la resistencia a antibióticos como un problema de máxima prioridad. Publicó una lista con bacterias que son resistentes a prácticamente todos los antibióticos. (Imagen 3.).

Imagen 3. Lista de la Organización Mundial de la Salud de patógenos prioritarios para la I+D de nuevos antibióticos publicada en el 2017. Fuente: OMS, 2017.

Y las cifras de bacterias resistentes a diferentes familias de antibióticos no han hecho más que aumentar en estos cinco años, a pesar de los múltiples esfuerzos llevados a cabo con implantación de leyes y servicios especializados en el uso racional de los mismos. Es más, se han hecho predicciones para el 2050 y se habla de que se va a convertir en la primera causa de muerte en el mundo por delante de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

La preocupación ha aumentado tanto que cada 18 de noviembre en la Unión Europea se celebra el día del uso prudente de antibióticos con campañas de concienciación por parte de los servicios de microbiología de hospitales, universidades, colegios oficiales de médicos, enfermeros, veterinarios, farmacéuticos e instituciones de salud pública.

Mecanismos de resistencia

Los mecanismos por los cuales suceden las resistencias son variados: los hay intrínsecos, es decir, son propios de la bacteria y no se pueden cambiar. Un ejemplo es que el hecho de que ciertas bacterias no tengan pared celular lo que hace que los betalactámicos, cuyo mecanismo de acción es atacar y destruir la pared celular, no funcionen.

Otros mecanismos de resistencia son los adquiridos o extrínsecos. Se producen por mutaciones cromosómicas en la bacteria que afectan a proteínas específicas o por adquisición e integración en sus genomas de otros genes que generan resistencia ( resistomas) mediante plásmidos, transposones o integrones (transportadores de material genético). Por ejemplo, esto sucede cuando las bacterias de nuestra flora (beneficiosas y algunas de ellas oportunistas) y aquellas que nos están causando daño establecen vínculos y por decirlo de alguna manera, se «regalan» genes de resistencia haciendo que aquellas que no tenían los adquieran.

Estos últimos son los que plantean una mayor problemática y por los que se está generando un aumento de las resistencias.

¿Cómo llegan esas bacterias resistentes a nosotros?

Lo más lógico es pensar que si uno consume antibióticos de manera reiterada puede que las bacterias que le están provocando alguna infección modifiquen su material genético haciendo que el antibiótico no sea eficaz contra ellas. ¿Pero que yo consuma antibióticos de manera habitual me va a hacer resistente?

La respuesta es sí, pero como se suele decir, cogida con muchas pinzas, debido a que en nuestro sistema sanitario cuando nos dan un antibiótico y este no funciona, lo habitual es que hagan un cultivo y lo cambien para asegurarse de que se puede curar esa persona, simplificando cómo debe tomarlo al máximo. Por desgracia esto no sucede en otros países, por lo que el mal uso debido a un acceso insuficiente a los antibióticos o a no saber utilizarlo correctamente (cumplir la posología y no utilizarlos para tratar infecciones por virus) puede llevar a la generación de la resistencia. Este podría considerarse un mecanismo directo de transmisión.

Por otro lado están los mecanismos indirectos. En este sentido, nos referimos al consumo de antibióticos inconsciente y a la adquisición de manera indirecta de esas bacterias resistentes. Y vosotros pensaréis: ¿Cómo es posible que yo no me entere de ese consumo o adquisición? La respuesta es sencilla, se encuentran en productos que comemos, bebemos o que respiramos.

Adquisición indirecta de bacterias resistentes

La adquisición indirecta de bacterias resistentes puede suceder a través de varias vías (Imagen 4) sin tener en cuenta la que está rodeados de un cuadro amarillo, ya que es un mecanismo directo. Principalmente se producen debido al consumo de alimentos de origen animal y vegetal y de aguas contaminadas.

Imagen 4. Vías de aparición y transmisión de bacterias resistentes. Fuente: Parunella, I., 2017.

Los alimentos derivados de la producción animal

Hasta hace no muchos años en la Unión Europea (UE) se utilizaban piensos para el engorde de los animales que contenían un alto contenido en antibióticos, los cuales eran de uso humano en un principio. Los piensos con antibióticos actuaban como promotores del crecimiento, por lo que los animales salían antes de las granjas hacia los mataderos y también lo hacían antes sus productos derivados como leche y huevos. Sumadas a esas concentraciones de antibiótico, se encontraban las que provenían de los tratamientos de animales enfermos y también aquellas que se utilizaban a modo de profilaxis para prevenir enfermedades en el ganado.

Las concentraciones de esos antibióticos iban a nuestros intestinos. Allí seleccionaban bacterias supervivientes, haciendo que se desarrollaran mecanismos de resistencia frente a esos antibióticos. Pero esto no acababa aquí, tanto nosotros como esos animales expulsaban en sus heces bacterias resistentes que podían compartir los genes de resistencia con otras bacterias susceptibles.

El uso de piensos promotores del crecimiento con antibióticos en la UE se prohibieron en el 2006 y, desde entonces, han salido varias leyes restringiendo al máximo el uso de antibióticos de uso humano para tratar o prevenir infecciones en animales. Lamentablemente, esto sigue ocurriendo en países como China, Brasil, India, Colombia o EE.UU, los cuales son productores de grandes volúmenes de productos de origen animal.

El agua

Las aguas contaminadas con heces de esos animales y personas llevan bacterias y genes resistentes por lo que son otro de los principales vehículos de transmisión. En algunos países se utilizan para regar los cultivos yendo a parar a alimentos de origen vegetal bacterias resistentes.

En países como China, el agua de los ríos y lagos usado para consumo y con usos recreativos tiene una alta concentración de antibióticos en sí misma, debido a la alta producción farmacéutica y química en algunas regiones. Estas concentraciones sumadas a las derivadas de actividades agrícola-ganaderas hacen que los habitantes de ciertas zonas del país sean grandes consumidores de antibióticos y tengan una mayor predisposición a tener infecciones duraderas producidas por bacterias multirresistentes.

Otras vías

El resto de vías de aparición y transmisión de bacterias resistentes a antibióticos no son menos importantes, pero están menos estudiadas que las anteriormente comentadas.

Respecto a la adquisición de bacterias resistentes a partir de animales de compañía o silvestres, sucede lo mismo que con los animales de las granjas que han tomado antibióticos. Los animales silvestres (ciervos, jabalíes, ardillas,…) se encuentran expuestos a aguas contaminadas con bacterias resistentes por lo que las adquieren y son portadoras de las mimas. Cuando entramos en contacto con ellos o con sus heces, nos las pueden transmitir. Con los animales domésticos sucede lo mismo pero, en este caso, debemos asociar las bacterias resistentes que se generan cuando les tratamos alguna patología.

En relación al aire como fuente de transmisión es un factor que se está investigando en países que tienen alta contaminación. En los smog se han encontrado genes de resistencia a antibióticos que son tomados por bacterias patógenas y no patógenas cuando respiramos, haciendo que se tengan que prescindir de ciertos antibióticos para curarse.

La adquisición de bacterias resistentes de manera indirecta hace posible que durante viajes a otros países, en los cuales no se cumplen unas medidas de seguridad alimentaria óptimas y no se respetan o no se siguen leyes que prohíben el uso de promotores de crecimiento, muchas personas vuelvan con genes o bacterias resistentes nuevas. Estas personas portadoras van a entrar en contacto con su entorno más próximo siendo amplificadores de estos genes.

Este proceso se está investigando concienzudamente después de que se hayan visto casos de transmisión de bacterias resistentes de trabajadores de granjas tenían bacterias resistentes a sus familias y vecinos.

Además, grupos de investigación suecos han hecho investigaciones mirando las heces de personas que iban a viajar a la India y África, durante una media de 18 días, obteniendo como conclusión que tras su viaje habían adquirido múltiples bacterias resistentes.

Conclusión

La resistencia a antibióticos es un problema prioritario de salud pública. Los mecanismos de resistencia extrínsecos son más peligrosos que los intrínsecos porque tienen una mayor transmisibilidad.

El mal uso y empleo reiterado de los mismos antibióticos genera bacterias resistentes de manera directa. Por otro lado, la adquisición indirecta de bacterias resistentes es preocupante, ya sea por el consumo de productos animales y vegetales con altas concentraciones de antibióticos, por respirar aires altamente contaminados con genes de resistencia o por entrar en contacto con animales o personas que los tienen.

En este sentido, se deben desarrollar estrategias para disminuir esta generación de bacterias resistentes si no queremos que en 2050 sea la primera causa de muerte en todo el mundo.

Bibliografía

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  • Ramos, J. (2021). Superbacterias. Almuzara.

Enlaces de interés

Marta Ruiz Somacarrera

Marta Ruiz Somacarrera

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