Según la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASMR), el aborto recurrente se define como la ocurrencia de dos o más pérdidas gestacionales consecutivas. Esta situación afecta aproximadamente al 5 % de las parejas y mujeres solas con deseo gestacional y, además de representar una experiencia dolorosa para los pacientes, se convierte en una frustración para los médicos, quienes en un 50 % de los casos no encuentran explicación para estos denominados ‘abortos de repetición’.
La investigación científica, el estudio en profundidad de cada caso y el conocimiento actualizado de las posibles causas de estas pérdidas gestacionales ayudará a dar respuesta a muchas de ellas, así como a usar el tratamiento más adecuado para cada pareja.
Índice de contenido:
Causas genéticas
Se estima que sobre el 50 % de los casos de abortos espontáneos son ocasionados por causas genéticas. En este sentido, entre las causas genéticas del aborto, hay que diferenciar aquellas alteraciones que se dan en alguno de los progenitores y aquellas anomalías genéticas que se originan en el propio embrión.
En cuanto al primer caso, se ha descrito que entre el 2 % y el 5% de las parejas que sufren aborto recurrente, al menos uno de sus miembros presenta unas alteraciones cromosómicas denominadas ‘reordenamientos balanceados’. Se trata de anomalías en las que partes de alguno o varios cromosomas sufren inversiones o translocaciones (intercambios de posición). Al cursar estas alteraciones sin pérdida ni ganancia de material genético, no causan sintomatología en aquellas personas que las padecen. No obstante, los embriones resultantes de estos pacientes es posible que se vean afectados por esta situación y tenga lugar el temido aborto. El estudio del ‘cariotipo’, del conjunto completo de cromosomas de la mujer y su pareja, es una buena herramienta para prevenir estos casos.
Por otro lado, también es posible que ocurran alteraciones cromosómicas en el propio embrión, sin necesidad de haberlas heredado de ninguno de sus progenitores. En estos casos, las anomalías más frecuentes son las trisomías (presentar tres cromosomas en lugar de dos) de los cromosomas 21, 13, 18 y 8, las poliploidías (presentar tres o más juegos del conjunto de cromosomas) o las monosomías (presentar un solo cromosoma) del X. Un factor de riesgo para que se produzcan estas alteraciones en el embrión es la edad materna avanzada.
Causas inmunológicas
El sistema inmune ha demostrado ser esencial para el establecimiento de un embarazo saludable. Por tanto, no es de extrañar que existan afecciones inmunes muy relacionadas con los abortos.
En primer lugar hay que destacar la denominada trombofilia, condición autoinmune en la que aumenta la propensión a generar coágulos de sangre. Estos coágulos pueden desplazarse hasta la placenta y bloquear el flujo sanguíneo necesario para el crecimiento y supervivencia embrionaria.
Dentro del conjunto de trombofilias descritas destacan el síndrome antifosfolipídico (APS), causante de aproximadamente el 15 % de los abortos recurrentes, y ciertas mutaciones genéticas como la del factor V de Leiden o la protrombina, entre otras.
Por otra parte, en las últimas décadas se está prestando atención a unas células inmunes uterinas denominadas uNK (Natural Killer uterinas). Estas cumplen funciones de lucha contra infecciones y cánceres en la sangre periférica. No obstante, sus actividades en el útero son muy diferentes. De hecho, su actuación es necesaria para asegurar una placentación adecuada y un suficiente suministro de oxígeno y nutrientes para el embrión.
Para ello, estas células interactúan con las células embrionarias que darán origen a la placenta a través de unos receptores denominados KIR. Ciertas combinaciones de estos receptores y las moléculas a las que se unen afectan negativamente a las funciones de las células uNK y se relacionan con mayor tasa de abortos, al inhibirse la generación adecuada de la placenta.
Causas anatómicas
Estas causas explican el 10-15% de los casos de aborto recurrente y comprenden cualquier anomalía que deforme la cavidad uterina, dificultando el correcto crecimiento embrionario. Entre las anomalías más comunes destacan: el útero septo, el síndrome de Asherman (caracterizado por la presencia de cicatrices en la pared uterina), los miomas, principalmente submucosos, y la insuficiencia cervical, en la que el cuello uterino se abre antes de tiempo, causando una especie de parto prematuro.
Las anomalías anatómicas del útero suelen diagnosticarse fácilmente mediante ecografía y solucionarse mediante las intervenciones quirúrgicas correspondientes.
Causas endocrinas
Actualmente, las enfermedades endocrinas no suelen ser una causa importante de abortos, sobre todo si se lleva a cabo un tratamiento adecuado de las mismas. No obstante, la disfunción tiroidea y la diabetes mellitus no controladas pueden convertirse en la causa del 15 % de los abortos recurrentes.
Asimismo, el síndrome de ovarios poliquísticos (SOP) presenta un componente endocrino que se relaciona con una mayor ocurrencia de abortos en las pacientes que lo sufren.
Por último, otro trastorno endocrino a mencionar es la insuficiencia del cuerpo lúteo, o incapacidad ovárica de producir la progesterona suficiente para el mantenimiento del embarazo.
Causas infecciosas
Hoy en día, son raros los casos de aborto recurrente que encuentran su explicación en la presencia de infecciones bacterianas o víricas. Sin embargo, merece la pena mencionar algunos de los agentes infecciosos que se han relacionado con la ocurrencia de pérdidas gestacionales. Entre ellos, cabe señalar a los géneros de bacteria Chlamydia, Mycoplasma, Ureaplasma, Listeria, el parásito Toxoplasma y los virus Rubella, cytomegalovirus, herpesvirus y parvovirus.
Conclusión
Hoy día, se conocen causas muy diversas del aborto recurrente. Entre ellas, las causas genéticas e inmunológicas son las que más peso parecen estar ganando a la hora de explicar las pérdidas gestacionales.
La realización de cariotipos en la pareja, el uso de herramientas como el test genético preimplantacional para identificar alteraciones cromosómicas en el embrión, así como el análisis de la trombofilias y de los receptores de las células uNK pueden ser de gran ayuda a la hora de evitar este resultado reproductivo indeseable.
Adicionalmente, los estudios anatómicos del aparato reproductor femenino, junto con el control de posibles infecciones y/o enfermedades endocrinas permitirá reducir aún más el riesgo de aborto recurrente en las parejas.
La Sociedad Americana de Medicina Reproductiva engloba los tratamientos actuales recomendados para aquellas parejas que sufran abortos recurrentes. Puede consultar toda la información aquí.
Artículo editado por Celía Martínez
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